Mancha de sangre estas ropas prestadas,
de una inocencia ya pasada.
Las sombras animalezcas encienden la llama,
me mantienen en la trama.
Y si pudiera ya tenerte,
no te extrañaría tanto.
Y si te espero después de la muerte,
tu valor ya sería inerte.
Devuélveme la simpleza,
dame llantos de naturaleza.
Dame tu gracia y convierte al fin,
mi vino en agua.
Transmuta a la sombra en luz.
Dame una pelota, no una cruz.
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