Vistas de página en total

jueves, 22 de marzo de 2012

Simplemente un fragmento de mi libro favorito

La música nos muestra cómo mantener el placer y el éxtasis. Generalmente,
tendemos a creer que un momento de comprensión eufórica es insostenible y que no
podemos mantenerlo. Se nos escabulle, y volvemos a perseguirlo una y otra vez.
Sucede así porque no estamos dispuestos a dejarlo ir, no estamos dispuestos a
concebir que se aleje. Pero, si tomamos el ejemplo de la música: dejando ir una nota
para oír la siguiente, nuestro deleite puede ser constante, aunque cambien las
vibraciones.

Si "escuchamos" al mundo y permitimos que actúe sobre nosotros sin anteponer
juicios o ideas del tipo esto-o-lo-otro, podremos aprender a percibir cada destello de
placer como un tono dentro de la infinita armonía. La orquesta del mundo ejecuta las
melodías familiares una y otra vez, y los ancianos también están ahí llevando el ritmo
con los pies mientras los jóvenes bailan.


- Thaddeus Golas, Manual de Iluminacion para Holgazanes

domingo, 4 de marzo de 2012

Un rostro sin cara

A veces me choco de frente con la vida,

y no tengo cinturón de seguridad ni nada.

El choque es rapido pero me deja varado.

Detenido.



Porque mi seguridad eras vos,

y mi bloqueo es tu ausencia.



Fue una tarde de Domingo,

fatídico día... Llovía.

Me dijiste:

"me voy a perseguir mi sueño".

Mientras tus pupilas eran soldados,

y tus pestañas las lanzas que portaban,

escuché tu corazón,

pero no porque estaba acostado junto a vos,

como quisiera estarlo,

sino porque tus latidos me pisaban,

como huestes arrasaban lo poco de mi,

lo poco que habiamos construido,

que era lo suficiente.

Lo suficiente para mi.



Ahora veo tu silueta frente a mi vaso.

No hay refugio para el recuerdo.

No hay latidos, no hay ojos.

Porque no se puede respirar con la angustia,

porque atado no se puede andar por la vida.

Y desatado, ni siquiera se puede vivir.






Porque nunca fui tu sueño,

pero yo te sueño



siempre...