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miércoles, 20 de marzo de 2013

fin.

Limpié mis anteojos con el agua de la lluvia.
Todavía sigo esperándote.

Me dijiste que me cuide cuando las luces se apaguen,
porque la esperanza se transformaría en neblina.

Mi piel está congelada por el frio,
derritiendose constantemente por el agua interminable.

Por dentro permanezco cálido,
y mi corazón sigue por costumbre.

Como si fuera poco mis manos están vacías.

Resignar alternativas.

Las luces resuelven.

El lecho me envuelve...

y esta vez es para siempre.

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