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domingo, 4 de noviembre de 2012

La contra-parte perfecta, la sutileza y la belleza del mar.

La mariposa que vuela en el nogal que da infinitas nueces.

La abundancia de una tierra divina,

un paraíso terrenal, una llamada ancestral.



El viento podría llevarla más allá

a donde ni los versos llegan,

o podría aplastarla

y dejarla congelada frente a mi pecho.



La carne podría brotar sin cesar,

el mar ser de metal

y las llanuras de cristal.



Aún jugando con el azar,

todo podría avanzar.



El ciclo se cierra y te miro de cerca.

En el cielo nada va mal.



Es el destello de tus ojos.

No puede parar.



No debe parar.-



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